sábado, 24 de octubre de 2020

Inspirados en Yayoi Kusama

El año pasado preparé esta entrada pero nunca la subí al blog, así que aprovechando que la escribí por estas fechas he decidido subirla. 
Ahora al volverla a leer me resulta raro ver cómo participaban las familias con una naturalidad que ahora nos resulta imposible, pero bueno, seguro que se me ocurre otra propuestas por estas fechas que sea covid-friendly.

Ahí va la entrada:
                                      


No es novedad trabajar a Yayoi Kusama en el aula de Educación Infantil. Es una artista que ofrece multitud de posibilidades e inspiraciones y cuya obra es muy atractiva tanto para los adultos como para los niños y niñas. 


         Fuente: La Casa del Libro

Este otoño en el aula de 4 años estuvimos leyendo su libro “De aquí al infinito” donde conocimos un poco más de la vida y obra de Yayoi Kusama. Tras la lectura buscamos fotos de sus trabajos, los comentamos y discutimos sobre aquello que cada uno interpretaba de todas sus obras que comparten los puntos como denominador común.

                                     
Fuente: https://eatingarts.com/yayoi-kusama-sopa-calabaza/


Algunas de las obras que más llamaron la atención al alumnado fueron las de las calabazas hechas con puntos negros, así que como estábamos en otoño y teníamos calabazas en clase propusimos hacer una obra colaborativa entre todos siguiendo su estilo.

En una zona del aula dispuse papel blanco que hacía de fondo y base, una calabaza, pegatinas redondas de colores y un rotulador permanente. La invitación era “hacer como Yayoi”: hacer círculos negros en la calabaza y pegar las pegatinas en la base y fondo, creando un efecto visual de círculos como hacía la artista.
La “invitación” se quedó en el aula unos 5-6 días y los niños podían acercarse a colaborar cuando quisieran y las veces que les apeteciese. Hay que decir que en el espacio donde lo dispuse siempre tenemos materiales para crear, construir y experimentar, por lo que los niños y niñas ya estaban acostumbrados a este tipo de actividades.


Al cabo de los días fui observando que el interés hacia la propuesta había disminuido, ya casi no pasaban a colaborar y no se paraban para observar los avances, así que decidí dar la actividad por finalizada. Saqué la mesa al pasillo para que compañeros de otros cursos colaborasen. Coloqué el material necesario para participar y lo dejé un par de días a ver qué pasaba. La verdad es que, al haberlo dejado en el pasillo, un lugar de tránsito y por donde no se acostumbra a dejar propuestas, no tuvo mucho éxito y el alumnado de las otras clases no se paró demasiado a observarlo.


Por último, habiendo participado los alumnos, quise darle la oportunidad de colaboración a las familias para que fuese una obra elaborada por todos, así que la saqué a la zona del patio donde las familias esperan a los niños y niñas a la salida. El alumnado fue el encargado de explicar a sus familias quién era Yayoi y en qué consistía la actividad y juntos terminaron de completarla.


Y así fue cómo los niños y niñas del aula, del centro y las familias participaron juntas en una obra colectiva inspirada en Yayoi Kusama

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